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VEREDA LA ESTRELLA - LAGUNA LA MOSCA |
Una de las rutas más bonitas de Sierra Nevada y
también una de las más agresivas, sobre todo en
temporada invernal, con nieve y la demasía de
peso que se lleva en la mochila.
Aún así, merece
la pena hacerla, aprovechando un puente para
realizar la ruta en tres jornadas. Sobre todo a
los que nos pilla lejos, se pierde mucho tiempo
en el viaje de ida y vuelta.
Referente al peso, hay quien utiliza
estrategias. Dejando parte del equipo escondido,
bien por la zona de Cueva Secreta o por El
Collado de Las Víboras. Así se puede subir más
rápido.
Personalmente no lo recomiendo, la alta
montaña es muy peligrosa y puede surgir cualquier
problema. También hay que tener en cuenta, que si
se lleva material innecesario habría que dejarlo.
De todas formas hay que llevar siempre
consigo, material para vivaquear (esterilla, saco
y funda vivac) alimentos, hornillo y bombona de
gas, frontal, planos, GPS, brújula.
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PRIMERA JORNADA:
Atravesamos Güejar Sierra, pasamos por El
Charcón, siguiendo el antiguo trazado del tranvía
junto al río hasta que llegamos al Barranco de
San Juan.
El parking estaba concurrido y no nos fue fácil
encontrar aparcamiento. Es un lugar ideal para
pasear cualquier día del año.
Comenzamos la ruta en El Charcón, cruzando el
puente del río Genil y tomamos La Vereda de La
Estrella que comienza en este lugar.
Unos carteles pegados al panel informativo del
sendero, nos indicaban que están de obras y que
ciertos días, la vereda permanecía cerrada. Están
dejando este sendero muy bien e intentando evitar
que las fuertes lluvias no lo destroce.
Comenzamos a ascender, andando paralelos al río
Genil, íbamos bien cargados, comida, ropa, sacos,
tiendas de campaña, crampones, piolet y todo lo
necesario para pasar tres días en la cara norte
de Sierra Nevada y con temperaturas muy bajas.
El primer tramo como es de subida, lo hacíamos
lentamente, intentado sudar lo menos posible.
Grupos de personas de todas las edades nos
cruzábamos, pero la mayoría iban sin mochila o
con mochila de un día, e incluso sin ella.
Escuchábamos el ruido del agua bajando con
fuerza. La vegetación que acompaña al sendero
es muy variada y exuberante. Teniendo en cuenta
que estamos en pleno invierno. Pasamos junto a
un grande y viejo castaño conocido como “El
Abuelo”
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Fuimos dejando atrás La Loma de Las Rascas, El
Barranco de Las Tormentas, La Loma del Muerto,
el barranco del mismo nombre, El Arroyo de
Cabañas Viejas.
En alguno
de estos tramos se puede ver la obra que están
haciendo, muros de piedra que eviten las
avenidas de tierra y que corten el camino.
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Un helicóptero de la Guardia Civil hizo su
aparición por el barranco. Llamaba la atención
lo bajo que volaba. Al menor descuido las
hélices podían rozar las paredes de las
montañas. Estaban haciendo ejercicios, para
posibles rescates.
Enlazamos con el sendero, de gran recorrido,
Sulayr. Al llegar a la altura del Puente de Los
Burros, lo divisábamos abajo en el río, junto
al refugio del Vadillo. Aquí hay una
bifurcación y El Sulayr desciende para cruzar
el río, subir por La Cuesta de Los Presidiarios
dirección Peña Partida, pasando antes por el
refugio de La Cucaracha.
Continuamos andando y en una de las curvas de
la vereda, se nos apareció majestuosamente la
vertiente norte de La Alcazaba.
Andábamos sin prisa, parándonos a picar
tentempiés y conversando con nuestros amigos
los murcianos.
Pasamos junto a las ruinas de La Probadora, más
adelante a las abandonadas Minas de La Estrella
y seguidamente llegamos al río Guarnón.
Éste, baja desde El Corral del Veleta,
descendimos para cruzarlo por un puente de
madera. Desde aquí se ve El Veleta.
Continuamos, ahora ascendiendo por La Loma de
Lanchar. El río sigue acompañándonos a nuestra
izquierda, pero ha dejado de llamarse Geníl, a
partir de que se une al río Guarnón y el río
Real es cuando toma el nombre de río Genil, así
que ahora andamos junto al río Real.
Llegamos a otras minas abandonadas, éstas son
las de La Justica. Al otro lado del río, vemos
una cascada de agua, conocida como La Chorrera
del Barranco del Aceral. También vemos el
refugio del mismo nombre, un poco más a la
izquierda, en lo alto de las montañas de
enfrente.
Llegamos por el sendero donde comienza el río
Real, este nace de la unión de los ríos
Valdecasillas (a nuestra izquierda) y el
Valdeinfiernos (a nuestra derecha)
Continuamos por la vertiente izquierda del río
Valdeinfiernos. La tarde ya estaba cayendo y el
frío ya se hacía notar en estas umbrías.
En 15 minutos aproximadamente, llegamos a Cueva
Secreta (1730m. aprox.), bueno, a la popular
Cueva Secreta, porque el refugio natural Cueva
Secreta se encuentra unos cien metros más
arriba de ésta. Montamos el campamento y como
ya comenzaba a oscurecer preparamos el
avituallamiento para la cena. El vivac cueva
natural que hay cerca del río lo utilizamos de
cocina comedor, allí preparamos la cena entre
tertulia y risas.
Nos fuimos a dormir temprano, el frío se hacía
notar. La noche estuvo en calma y solo se oía
el ruido del agua.
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SEGUNDA JORNADA:
A la mañana siguiente, el buen tiempo nos
acompañaba.
Recogimos el campamento y
comenzamos la jornada cruzando el puente del
río Valdeinfierno. Subimos al collado de La
Majá del Palo.
Cruzamos la loma pasando cerca
de la era y comenzamos a descender hasta el
río Valdecasillas.
El sendero zigzaguea a lo largo del río
dirección El Mulhacén alternando ambos lados.
Andábamos entre neverillos, placas de hielo y
vegetación.
Tras pasar Los Prados de Las Víboras, la
nieve era más extensa y uniforme. Nos pusimos
los crampones y continuamos la marcha.
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A partir de entonces ¡Comenzaba lo bueno!, el desnivel era más pronunciado.
Cruzamos nuevamente el río y ascendimos por su margen izquierdo (según nuestro
sentido de la marcha).
Un nuevo giro hacía la derecha nos hizo pasar y ascender
por debajo del juego de Bolos. Una vez debajo de Las Chorreras de La Mosca,
giramos nuevamente hacía la derecha siguiendo la huellas abiertas hasta remontar
por unas rocas siguiendo los hitos de sendero y llegar directamente a La Mosca.
La laguna estaba totalmente helada y cubierta
de nieve. Los vivac apenas si sobresalían, del
manto blanco que los cubría.
El silencio y la tranquilidad reinaban en el
lugar, era una sensación agridulce. En otras
ocasiones que he estado, esta laguna está muy
concurrida por montañeros. El frío y las nieves
resumía, que fuésemos los únicos habitantes del
lugar en aquel momento.
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Eran cerca de las 5 de la tarde. Habíamos
tardado algo menos de siete horas en llegar
allí.
La satisfacción que nos inundaba se veía
reflejada en nuestras caras, a pesar del frío y
de lo dura que había sido la subida.
Montamos el campamento en los vivac sobre la
nieve, estamos en la sombra del Mulhacén y la
luz escasea, es como que oscurece antes.
Hacía buen tiempo, pero estábamos en la cara
norte a casi 2900m. de altitud. Rodeados de
nieve por doquier y el frío se dejaba notar,
era imposible estar unos minutos sin guantes.
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TERCERA JORNADA:
A la mañana siguiente, desayunamos fuera de
las tiendas disfrutando del entorno. Era como
desayunar en el mejor hotel de 5 estrellas.
Recogimos el campamento y comenzamos el
descenso. Volvimos sobre nuestras huellas del
día anterior, aunque las dificultades son
distintas.
Hay mucha altura y no es acto para
cardiacos. Hay que estar muy concentrado en
todo momento, un solo fallo y hay que montar
una buena para sacarte de allí..
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Una vez en el río, cambiamos un poco el
recorrido. En vez de seguir río abajo, buscamos
cotas altas y Cresteamos por La Loma de Las
Casillas hasta El Collado de Las Viboras.
Apenas había nieve, el sol calentaba y el
terreno era mucho más seguro para caminar.
Es increíble como cambia el paisaje, según la
hora por la que pases y la estación. La flora y
la fauna son espectaculares, las piedras, los
olores, el ruido del agua, todo impresiona.
Espero que se mantenga así, el mayor tiempo
posible este Parque Nacional.
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Nos relajamos mucho en la bajada y llegamos a
Cueva Secreta al medio día. Se hizo una parada
para comer y reanudamos la marcha por La Vereda
de La Estrella.
Los colores son diferentes por
las sombras de la caída de tarde y el trayecto
de vuelta es más cómodo al ir con menos peso y
continuo descenso.
A la salida de una de las curvas, del sinuoso
Sendero de La Estrella, ya se aprecia alguna
luz del Charcón y nos avecinaba que estábamos
acercándonos a nuestros vehículos.
Es una
gozada llegar, quitarte la mochila, cambiarte
de botas y ropa para comenzar a recordar la
aventura que nos hemos pegado en este fin de
semana; muy recomendable para los que disfrutan
con la alta montaña.
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Nos gustaría que nos dieses tu opinión sobre esta ruta en nuestro
FORO
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